Catacumbas romanas

En total, en Roma existen más de 60 catacumbas diferentes en unos 170 km de longitud y con cerca de 750.000 tumbas, la mayoría de las cuales se encuentra bajo tierra a lo largo de la Via Appia.

Las catacumbas son una red de galerías antiguas, utilizadas como lugar de sepultura durante varios siglos. Los enterramientos de los paganos y los primeros cristianos se realizaron entre los siglos II y V, en la ciudad de Roma.

Sus paredes están repletas de nichos, donde se disponen los cuerpos en horizontal por pisos. En algunas hay hasta 12 niveles y en otras tan solo 3, en función de la altura de la galería construida y de la solidez de la roca. Los corredores son largos y estrechos, tanto que en ocasiones apenas cabe una persona. Se cortan los unos a los otros de mil maneras y el resultado es un verdadero laberinto que puede llegar a ser peligroso si no hay un guía.

Las catacumbas también servían como lugar de culto en determinadas ocasiones. En algunos casos tenían luz solar que entraba por una abertura que daba al campo y que servía también para introducir los cadáveres. Pero estas aberturas no eran muy frecuentes; lo común era que la iluminación se la diese las lámparas de bronce suspendidas de la bóveda por unas cadenas o las lámparas de arcilla que se ponían en los entrantes de los propios nichos.

Qué son las catacumbas

El sistema de enterramiento en galerías y cámaras subterráneas no es privativo de los cristianos, pues hay precedentes en otros pueblos y culturas. Hay constancia de que existía este tipo de enterramiento entre los hebreos en el siglo I, y sin embargo las catacumbas cristianas como tales datan de la primera mitad del siglo II.

Las catacumbas eran esencialmente un cementerio. Sus estrechas galerías no servían para organizar reuniones ni ceremonias religiosas, aunque ocasionalmente se celebró algún acto conmemorativo. En tiempos de los emperadores Decio y Valeriano corrió el rumor de que los cristianos aprovechaban las catacumbas para reuniones clandestinas y conspiraciones, y por eso, Valeriano procedió a su confiscación. Fueron devueltas en el año 260.

En tiempos de Diocleciano ocurrió lo mismo. Él mismo las restituyó en el año 311, antes del Edicto de Milán.

A partir del año 313, se aprecia una disminución de los enterramientos en catacumbas hasta que, en el siglo V finalizaron definitivamente. A partir de ese momento, y ya sin el uso original, se convirtieron en lugares respetables de recuerdo y peregrinación. Son abandonados en la época en que los lombardos conquistaron el norte y centro de Italia, y más tarde , con el gobierno de los musulmanes.

En estos momentos de crisis, los papas decidieron sacar de allí las reliquias y las depositaron en las basílicas urbanas donde pudieron cuidarlas mejor.

Desde ese momento hasta entrado el siglo XIII ya no se vuelve a hablar de las catacumbas; quedan completamente olvidadas. Después vuelve a renacer su memoria, pero con el cisma de Aviñón en el siglo XIV y el Renacimiento del XV, el olvido es total.

En 1578 fueron descubiertas por unos obreros que estaban trabajando en la extracción de minerales; pero no fue hasta el siglo XIX cuando verdaderamente hubo un estudio profundo por parte del arqueólogo Giovanni Battista de Rossi. En 1864 publicó los resultados de su labor en un libro titulado Roma subterránea cristiana.

Estructura de las catacumbas

El espacio en las catacumbas se distribuye en pisos y casi siempre excavados en distintas épocas. Cada piso tenía su entrada propia, pero con el tiempo se fueron comunicando hasta quedar unidos.

Si se habla del trazado de las catacumbas, se distinguen varias partes. La zona laberíntica de galerías son las criptas, de una altura de unos de 2m. y una anchura de 80 o 90 cm. A veces se ensanchan formando cubículos, que son generalmente de planta cuadrada y están cubiertas con bóveda, donde se enterraban los muertos por martirio.

Las fosas de enterramiento excavadas en las paredes de las catacumbas podían ser de dos tipos: rectangulares, llamadas loculi, o las semicirculares, que serían los arcosolio.

Durante la época de los primeros entierros, las paredes no tenían ningún tipo de ornamentación. Solo tomaron como práctica el fijar monedas y camafeos en los muros para señalar la fecha; costumbre que ha facilitado mucho el estudio y la datación a los arqueólogos. Con el tiempo, y en épocas menos convulsas, se fueron llenando las paredes de pinturas.

Catacumbas en Roma

En un principio se le dio el nombre de catacumbas al cementerio de San Sebastián, donde los primeros cristianos habían enterrado provisionalmente los cuerpo de San Pablo y San Pedro. Lo llamaron «ad catacumbas».

En total, en Roma existen más de 60 catacumbas diferentes en unos 170 km de longitud y con cerca de 750.000 tumbas, la mayoría de las cuales se encuentra bajo tierra a lo largo de la Via Appia.

En la actualidad solo se encuentran abiertas al público cinco catacumbas.

Catacumbas de Domitila

Descubiertas en 1593, está compuesta por una red de 17 km. de galerías subterráneas, algunas de ellas inaccesibles, excavadas en cuatro niveles o planos superpuestos. Uno de los puntos más impresionantes de la visita es la basílica semisubterránea de los mártires Nereo y Aquileo, construida en el siglo IV.

Via delle Sette Chiese, 282. Horario de miércoles a lunes: de 9 a 12 y de 14 a 17 horas.

Catacumbas de San Sebastián

Con una extensión de 12 kilómetros, deben su nombre a San Sebastián, soldado que fue martirizado por convertirse al cristianismo. Otro nombre dado en la antigüedad a estas catacumbas fue el de Memoria Apostolorum, con motivo del culto a los apóstoles Pedro y Pablo.

Via Appia Antica, 136. Horario de lunes a sábado de 10 a 17 horas. Ultima entrada: 16:30. Cerradas el mes de diciembre y el 1 de enero.

Catacumbas de San Calixto

Con una red de galerías de más de 20 kilómetros de extensión, en ellas fueron sepultados decenas de mártires, 16 pontífices y muchísimos cristianos. Toman el nombre del Diácono San Calixto, que al inicio del siglo III, fue propuesto por el Papa Ceferino como administrador del cementerio y así estas catacumbas llegan a ser el cementerio oficial de la Iglesia de Roma.

Via Appia Antica, 126. De jueves a martes de 9 a 12 y de 14 a 17 horas. Cerradas el 1 de enero, del 25 de enero al 21 de febrero, el 25 de diciembre y Pascua de Resurrección.

Catacumbas de Priscila

Se trata de uno de los cementerios más antiguos que se han descubierto y conserva algunos frescos de especial importancia para la historia del arte, por ejemplo, las primeras representaciones de la Virgen María o de la Anunciación.

Via Salaria, 430. Horario de martes a domingo de 9 a 12 y de 14 a 17 horas.

Catacumbas de Santa Inés

Santa Inés, la niña que da el nombre a estas catacumbas, fue probablemente martirizada durante la época de Diocleciano, decapitada o quemada en la hoguera, a la edad de 12 años.

Via Nomentana, 349. Horario de lunes a sábado de 9 a 12 y de 16 a 18 horas. Cerrado la mañana del domingo, los días festivos y el mes de noviembre.

Cómo llegar a las catacumbas de Roma

Los visitantes van acompañados siempre por guías en distintos idiomas y su servicio está incluido en el precio de la entrada. La visita (con la explicación previa) dura entre 30 y 40 minutos

Ubicación

Las catacumbas de Santa Inés y Priscila están próximas entre si. Las catacumbas San Calixto, San Sebastián y Santa Domitila también.

Horario

Varía en cada una de ellas, aunque está señalado en los párrafos anteriores.

Precio

Precio aproximado de todas las catacumbas: 8€. Reducida: 5€. En el precio se incluye la guía.

Duración

Las visitas a las catacumbas dura entre 40 minutos y una hora.

Transporte

Autobús: el autobús es la forma más sencilla de llegar y más económica.

Cómo llegar a la Via Appia Antica: 118, 218, 670, 714, 716, 160.

Cómo llegar a las catacumbas de Santa Inés: 90; 60; 36

Cómo llegar a las catacumbas de Priscilla: 63, 86, 92 o 310.

Necrópolis vaticana

Cuenta la tradición, que los restos de Pedro se enterraron en una de las colinas de Roma, en la Vaticana. La tumba de San Pedro fue marcada con una roca de color rojo, símbolo de su nombre, por lo que a los cristianos, les servía para identificarla. Más tarde, se construiría sobre dicha piedra un santuario. Las catacumbas existentes en la zona no se destruyeron sino que se quedaron bajo el nivel del templo, hasta que cayeron en el olvido.

Durante el pontificado del papa Pío XII, comenzaron las excavaciones de la necrópolis vaticana. El trabajo se llevó a cabo a petición de Pío XI, cuyo deseo era ser enterrado lo más cerca posible de San Pedro. Las excavaciones sacaron a la luz una necrópolis que se remontaba entre los siglos I y el IV. Leer más y toda la información sobre como reservar entradas.

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