Coliseo

Con 2.000 años de antigüedad, el Coliseo se ha convertido en un auténtico símbolo de la Ciudad Eterna. A pesar de que su estado de conservación no es precisamente excelente, sus restos nos permiten soñar e imaginar cómo debió ser en su máximo esplendor.

El Coliseo atrae cada año a más de seis millones de viajeros de todo el mundo, dispuestos a descubrir qué historias y secretos se esconden entre sus piedras. El anfiteatro fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y se convirtió, el 7 de julio de 2007, en una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.

Situado en el corazón arqueológico de la ciudad antigua de Roma, el anfiteatro de Flavio, o más conocido con Coliseo, permite intuir la monumentalidad de la capital del Imperio Romano.

Historia del Coliseo

Fue erigido en el año 72 d.C. por el emperador Vespasiano, de la dinastía Flavia, junto a un lago en los terrenos del Domus Aurea, propiedad de Nerón.

Entonces, el Coliseo se convirtió en el mayor anfiteatro de Roma y recibió el nombre de una escultura que se erigía a sus alrededores, el Coloso de Nerón. Y es que sus dimensiones son impresionantes. Proyectado en forma de óvalo, se extiende 189 metros de longitud por 156 metros de ancho, con una altura en la parte más elevada, de 54 metros.

En su construcción se usaron 700.000 toneladas de piedra unidas por 300 toneladas de abrazaderas de hierro. El edificio estaba cubierto de un sofisticado sistema de carpas móviles, velarium, que permitía protegerse del sol y de la lluvia.

La entrada y salida al graderío se realizaba por los vomitorium, en cada una de las secciones, que comunicaban con la galerías internas, que a su vez estaban unidas por una escalera. El interior del edificio estaba realizado en ladrillo, mientras que el exterior, iba forrado de piedra.

Escenario de grandes espectáculos

Durante la época del Imperio Romano, el Coliseo romano podía llegar a albergar a más de 55.000 personas, que accedían a su interior a través de uno de sus 80 arcos. Las ejecuciones de prisioneros, las recreaciones de batallas y las luchas de gladiadores eran algunos de los espectáculos favoritos de los romanos.

Dicho de otra forma, el Coliseo era escenario de grandes acontecimientos sociales que reunían a los ciudadanos romanos de todos los estamentos, aunque estrictamente diferenciados.

El emperador se situaba en una fila preferente, llamada podio, en el ala sur del edificio. El cónsul se situaba en un palco en el lado opuesto. Ambos tenían un acceso particular.

Los senadores, magistrados y sacerdotes se situaban en la primera tribuna. En otro nivel y por encima de ellos, aristócratas, ciudadanos adinerados, pobres y mujeres, en un riguroso orden según su estamento social. Los espectadores accedían a sus asientos por medio de escaleras, que conducían a los diversos niveles del anfiteatro. En total, unas 80 filas de gradas a las que se accedían por 80 puertas numeradas.

El emperador presidía los espectáculos que se llevaban a cabo en el Coliseo. En ocasiones, comenzaban con números circenses con domadores y animales.

Los gladiadores eran esclavos, prisioneros de guerra o criminales condenados, en su mayoría hombres, aunque en ocasiones había alguna mujer.

Cada vez que moría una persona, hombres vestidos de Caronte se llevaban los cuerpos y preparaban el terreno para nuevos combates.

Si un gladiador resultaba herido, su suerte dependía del favor del público. El pulgar en alto del emperador significaba el perdón, mientras que si lo colocaba hacia abajo, era la muerte.

Bajo la arena, una tarima de madera era el acceso de los animales y los gladiadores al estadio. En los subterráneos del Coliseo, decenas de jaulas metálicas protegidas por arqueros, encerraban a los animales muertos de hambre. Hoy se puede visitar, junto con el Belvedere, mediante la reserva de un tour especial.

Alrededor de 400.000 esclavos y un millón de animales salvajes, entre los que se encontraban leones, tigres, hienas, elefantes, cebras, osos o jirafas, murieron en la arena ante la sed de sangre de un público enloquecido. Estos animales se traían desde países remotos de Asia y norte de África. En el año 248 d.C., con motivo del milenario de la fundación de Roma, murieron cientos de animales salvajes.

El Coliseo hoy

El Coliseo permaneció en funcionamiento hasta el siglo VI. Desde entonces, ha sufrido saqueos, terremotos y bombardeos, incluso fue utilizado durante décadas como almacén, cementerio o como castillo para la nobleza.

En el Renacimiento, la piedra se empleó para la construcción de palacios, puentes y algunas zonas de la Basílica de San Pedro.

En la actualidad, cada Viernes Santo, el Papa preside en el Coliseo el Vía Crucis. El anfiteatro siempre ha sido un lugar muy vinculado a la Iglesia y ese día en particular, recuerda a los primeros cristianos que murieron en la arena.

Visitar el Coliseo sin colas

La mejor forma de visitar el Coliseo, el Foro Romano y el Palatino es comprar las entradas online contratar un tour que te evite hacer largas e interminables colas y te explique el edificio (100% recomendable).

Otra opción es visitar primero el Palatino y el Foro, ya que la entrada es combinada para los tres monumentos y ya no tendrías que hacer la cola. Accederías directamente al interior del Coliseo.

O llegar temprano por la mañana a la cola del Coliseo para asegurarte el mínimo de espera y así verlo con el mínimo de gente. Al mediodía, disminuye considerablemente el gentío.

Por último, comprar la tarjeta Roma Pass, una tarjeta de descuentos que ofrece entrada gratuita y sin colas para el anfiteatro. 

¿Te gustaría visitar el Belvedere o el subterráneo del Coliseo? Puedes leer más información en Destino Roma.

Horarios

Abre sus puertas a partir de la 8:30 hasta las 16:30 en invierno y hasta las 19:15 en verano.

Permanece cerrado el 25 de diciembre, el 1 de enero, los Viernes Santos y el 1 de mayo.

Precios

Entrada regular: 18 €. Tarifa reducida: 4€ (para ciudadanos de la U. E. entre 18 y 24 años). Entrada gratuita: para ciudadanos de la U. E. hasta los 18 y mas de 65 años.

Las taquillas las cierran una hora antes y si hay eventos especiales es posible que debas pagar un poco más.

Cómo llegar al Coliseo

Piazza del Colosseo, 00184 Roma. Metro Colosseo, línea B.

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