Los mejores miradores y vistas

Roma es un museo al aire y eso se sabe nada más poner un pie en la ciudad. Si a eso le sumamos las colinas que rodean la ciudad así como los elevados monumentos que visten en la ciudad, encontramos numerosos miradores para disfrutar de panorámicas de la ciudad. Una de las mejores formas de conocer Roma (y cualquier urbe), es subiendo a las alturas y verla desde otra perspectiva.

Monumento a Víctor Manuel II

En lo alto del monumento Vittorio Emanuele II, donde se ubican las cuadrigas, se accede a una terraza desde la que las vistas de la ciudad, son de las mejores de Roma. Una vista de 360º sobre la Piazza Venezia en la que se ven los restos arqueológicos aledaños, como el Foro, el Palatino, el Teatro Marcello, o el Mercado de Trajano así como el barrio más emblemático de Roma, la vía del Corso y los alrededores… Si vas a última hora de la tarde, las puestas de sol son inolvidables.

Al terrazzo se accede a través de dos ascensores acristalados instalados en el año 2017, desde la zona de la columnata superior. No obstante, desde cualquiera de los niveles del monumento las vistas son espectaculares.

Precio: 10 €, reducido 2 €, gratis hasta los 18 años.
Horario: de lunes a domingo de 9.30 h a 19.30 h.
Más información aquí.

Cúpula de la Basílica de San Pedro del Vaticano

Desde el interior de la Basílica de San Pedro, la indicación Cupola te adentra en uno de los secretos de Roma.

Siguiendo la señal y 551 escalones después, o ascensor y 320 peldaños, paredes inclinadas, escaleras de caracol y maravillosas vistas del interior del mayor templo cristiano, solo hay que disfrutar de las espectaculares vistas de la Plaza de San Pedro y de toda la ciudad de Roma.

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Castel Sant’Angelo

Muy cerca del Vaticano, bajando la Via della Conciliazione y en la orilla del río Tíber, se ubica la fortaleza de Sant’Angelo, también conocido como el Mausoleo de Adriano.

El Castel Sant’Angelo se encuentra dividido en cinco plantas a las que se accede a través de una rampa en espiral.

Visitar la fortaleza y apreciar las hermosas vistas que ofrece cada una de sus terrazas, es una tarea que debe hacerse en Roma, especialmente al atardecer.

Desde la planta superior, en la que se ubica una gran terraza, se obtiene una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad, y desde la que se pueden obtener preciosas fotografías.

Tercer anillo del Coliseo

El Coliseo dispone de dos visitas completamente desconocidas, el subsuelo y la terraza, llamada Belvedere, y que sube a los anillos.

En primer lugar se visita el tercer anillo, y a continuación al cuarto y quinto anillo. Se hace a través de una larga galería cubierta por una bóveda y usada ya en tiempo de los romanos, y con la que se pretendía separar al público que asistía al espectáculo.

En la Antigua Roma, los asientos del Coliseo se distribuían según la clase social. Los más pobres se sentaban en la zona superior, mientras que los nobles, lo hacían en la parte baja.

Paradójicamente, hoy todos quieren observar el horizonte romano desde los 40 metros de altura que tiene el anfiteatro. Si quieres saber cómo conseguir tu entrada, lee más aquí.

Trinità dei Monti

La Piazza di Spagna es una de las plazas más emblemáticas de Roma. Una gran escalera, más conocida como la gran Escalinata, es presidida por la iglesia francesa Trinità dei Monti, construida a principios del siglo XVIII.

Hoy, tres siglos después, sigue siendo uno de los rincones más característicos y concurridos de la ciudad. La vista panorámica sobre los tejados de Roma y la escalinata y sus coloridas azaleas, se completa con un paseo hacia el Monte Pincio y su maravilloso mirador.

Monte Pincio

En uno de los laterales de la Piazza del Popolo, tras la fuente de la diosa Roma, sube una escalera, magnífica obra del arquitecto Valadier, hacia el mirador del monte Pincio.

La espléndida vista sobre Roma alcanza su momento culminante durante la puesta del sol. El sol se pone lentamente tras la cúpula de la Basílica de San Pedro.

Otro acceso es desde la parte superior de la escalinata de la Piazza di Spagna, por el Viale della Trinità dei Monti y sus preciosos jardines.

Giardino degli Aranci

Subiendo la cuesta de la calle Clivo dei Publicii, que lleva hacia la colina Aventina, desde el Circo Massimo hasta el Buco della serratura, uno de los secreto que esconde Roma tras la puerta de acceso a la sede de la Orden de Malta, se atraviesa el Giardino degli Aranci.

También conocido como Parque Savello o Parque de los Naranjos, ofrece una de las mejores panorámicas de la ciudad, sobre el río Tíber, lejos de las multitudes y del bullicio del centro. Durante la puesta de sol parece que tomase el color naranja.

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Gianicolo

Hoy, el Gianicolo es una zona tranquila del centro de Roma que permite disfrutar de una paseo agradable, mientras se disfruta de la panorámica que ofrece y la tranquilidad inusitada para la ciudad.

Algunos de los lugares o monumentos más interesantes que se pueden visitar en la colina son el Faro Manfredi, Fontana dell’Acqua Paola o Fontanone, Iglesia de San Pietro in Montorio, Monumento a Garibaldi o  Villa Doria Pamphilj.

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Quirinale

Una sencilla vista sobre la capital italiana, especialmente del Vaticano.

Puedes aprovechar para ver la ceremonia del cambio de guardia, a las 3 del mediodía, frente al Palacio Quirinale.

Construido en el siglo XVI como residencia de verano del papa, el Quirinale se convirtió en la residencia real italiana tras la unificación del país. Desde el año 1947, el edificio es la del presidente de la República.

Campidoglio

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En la salida de los Museos Capitolinos, hacia la judería romana, se esconde una de las vistas más bonitas y más desconocidas de la ciudad: teatro Marcello, Gianicolo… En el lado opuesto del Capitolio, las vistas que ofrece son hacia la Antigua Roma. Las vistas dentro del parque arqueológico, concretamente en el Palatino, también merecen mucho la pena.

Lo Zodiaco en el Monte Mario

Uno de los miradores más desconocidos y escondidos es el del Monte Mario. Con su altitud, 139 metros sobre el nivel del mar, se puede gozar de una de las panorámicas más especiales de esta ciudad, sobre todo desde el lugar llamado Lo Zodiaco.

La primera vista que ofrecía Roma a los peregrinos de la ruta europea de la Via Francigena, que comienza en la ciudad inglesa de Canterbury y finaliza en la plaza San Pedro, era la de la cúpula del Vaticano.

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